jueves, 6 de diciembre de 2007

La depresión y la relación entre hermanos



Un reciente estudio realizado en la Cátedra de Psiquiatría de la Universidad de Harvard, demostró que los hombres que mantuvieron una mala relación con sus hermanos durante la niñez tienen un mayor riesgo de sufrir depresión en su vida adulta con respecto a aquellos cuya relación entre hermanos fue armónica.

Esto no significa de ningún modo que la mala relación con los hermanos cause depresión pero si quiere decir que existe una estrecha relación entre ese tipo de vínculos y la depresión. Además parecería ser más significativo este factor que la calidad de la crianza por parte de los padres que aparenta tener un menor efecto sobre el riesgo de padecer este trastorno.
Los resultados de este estudio fueron publicados en la edición de junio de la revista “The American Journal of Psichiatry y se basan en investigaciones seguidas durante más de treinta años, debiendo los mismos sujetos completar un cuestionario cada dos años y también sus padres. Además, los voluntarios fueron entrevistados nuevamente a los 25, 30 y 50 años.
Los cuestionarios bianuales continúan hasta el presente.

Este tipo de seguimiento longitudinal es uno de los recursos más difícil de controlar en las investigaciones, debido principalmente a las deserciones que por múltiples motivos personales se producen por el paso del tiempo.
Ninguno de los 21 hombres que habían perdido a su padre en la niñez desarrolló depresión, pero entre aquellos que tuvieron una relación mala o destructiva con sus hermanos, un porcentaje significativo experimentó en la adultez episodios de mayor depresión.

Una de las críticas que se le hace a este estudio es que esta investigación fue realizada sólo con varones y puede que sólo en los hombres exista este tipo de relación entre la depresión y el vínculo con los hermanos.
Estas relaciones no han sido estudiadas convenientemente, habiendo sido más frecuentes las investigaciones relacionadas con los vínculos con los padres.
También es importante considerar que la mayoría de las veces las rivalidades entre hermanos sobrevienen precisamente por diferencias que hacen sus padres en su trato con ellos.
Generalmente los padres suelen proteger más a los hijos aparentemente más desvalidos o débiles y exigirles más a los hijos normales; pero también es evidente que cuando existen factores de personalidad más compatibles en alguno de los hijos los padres no pueden evitar demostrar su preferencia.

No se trata de ser buenos o malos padres sino en que es inevitable el hecho de que mantengan mejores vínculos con los hijos con los que tienen mayores afinidades y relaciones más difíciles con otros que piensan diferente.
Los hijos no son todos iguales y hay que aceptar que esa diferencia es precisamente la que va a determinar de alguna manera el trato con sus padres, pero esto no quiere decir que un trato distinto pueda significar falta de afecto.

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