viernes, 7 de diciembre de 2007

jueves, 6 de diciembre de 2007

Cuando la respuesta es “Esta noche no”

Por Marlene M. Maheu, Doctora en Psicología
Conforme las relaciones envejecen y nos vamos volviendo más mayores el deseo sexual, en ocasiones, disminuye. Esta situación es aún más problemática en las relaciones dónde uno de los miembros de la pareja tiene una tasa “alta” y el otro tiene una tasa “baja”. Un ejemplo ilustrativo lo encontramos en una de las escenas de la película “Annie Hall”. El personaje caracterizado por Woody Allen y su novia se encuentran en la consulta de un psiquiatra. Éste les pregunta a los dos por la frecuencia de sus relaciones sexuales. “Casi nunca”, responde Allen defraudado, “quizás tres veces por semana”. “Constantemente”, responde Diane Keaton, “yo diría que tres veces por semana”. Muchas personas no están seguras sobre qué hacer. A continuación se plantean algunas cuestiones a considerar si usted encuentra que está prefiriendo segar el césped, limpiar la cocina,...

El deseo sexual está formado por dos componentes: biológicos (físicos) y psicológicos.
Dado que una intervención psicológica no ayudará si existe un problema biológico comenzaremos en primer lugar por los factores físicos. Aunque no nos lo parezca cuando somos más jóvenes, el sexo es un sistema biológico muy frágil, que se ve afectado fácilmente por nuestro estado de salud.

Las posibilidades a explorar incluyen las medicaciones que esté tomando en la actualidad.
La mayoría de medicaciones, comúnmente tomadas bajo prescripción, que pueden afectar el deseo sexual son los antidepresivos, ansiolíticos (medicamentos anti-ansiedad), y los antihipertensivos. Las diferentes medicaciones actúan de forma diversa según las personas y no todas tienen por qué verse afectadas. Si usted no está seguro sobre el potencial de una medicación para reducir el deseo sexual, acuda a un farmacéutico o a su médico y consúlteselo. Mejor todavía, acuda a ambos y hágales exactamente la misma pregunta. Compare sus respuestas. A veces una medicación diferente para tratar el mismo problema puede tener menos efectos negativos en el deseo sexual. También debe saber que, en algunas personas, el consumo de alcohol y el consumo de tabaco puede influir en su deseo y en su respuesta sexual.
Aprenda acerca de las diferencias de edad y/o género.

Muchas personas pueden tener una relativa ausencia de problemas en su respuesta sexual hasta muy avanzada edad. Sin embargo, puede haber periodos breves en la vida en que los cambios corporales disminuyan el apetito sexual. Muchas mujeres presentan síntomas de pre-menopausia años antes de llegar a ser menopausicas. Uno de los síntomas es la reducción del deseo sexual. Las mujeres ya están experimentando señales de pre-menopausia a los 35 años. Los hombres también pueden pasar por cambios hormonales. Se pueden medir los niveles de la testosterona y controlarlos a través de un simple análisis de sangre que le puede realizar su médico de cabecera. Tanto hombres como mujeres se pueden beneficiar de un reemplazo hormonal si sus niveles hormonales son escasos.
Piense en la salud en global.

Las personas que padecen enfermedades crónicas (dolor de espalda, jaquecas, lupus, artritis, etc.) a menudo experimentan difícultades en lograr un apetito sexual suficiente como para mantener una actividad sexual vigorosa. La sensibilidad y la buena comunicación sobre lo que es y no es posible pueden de alguna manera hacer que el contacto sexual sea satisfactorio para ambos, incluso si no es tan "salvaje" como uno desearía.
Tenga en consideración las condiciones psicológicas.
Las emociones y el humor pueden tener un efecto negativo en el deseo sexual. Tanto la depresión como la ansiedad, la ira, el miedo, la frustración, la tensión y los problemas en la relación pueden tener un efecto inhibidor. Es difícil conseguir "tener humor " y sentirse cercano si usted acaba de tener una discusión con su pareja o si ha tenido varios días de trabajo agotador. Los desórdenes en la alimentación que lleven a comer excesivamente pueden también provocar dificultades sexuales. Practicar el sexo con el estómago excesivamente lleno puede ser extremadamente incómodo. El problema psicológico se da cuando la persona sabe que esa tarde tiene planeado un encuentro sexual y se encuentra a sí misma comiendo en exceso hasta el extremo de no poder mantener un encuentro sexual completo.

¿Qué puede hacer?

Hable con su pareja.
Intente sentarse y discuta serenamente la situación con su pareja cuando no estén enfadados. Plantear las insuficiencias sexuales en el calor de la batalla no va a ayudarle para la próxima vez que usted se sienta romántico. Escoja un momento en que no vayan a ser interrumpidos y ambos estén dispuestos a hablar racionalmente. Concierte si es necesario una cita. Cerciórese de que la mantiene. Planee algo divertido para que el tema no se vuelva demasiado pesado. Repase las posibilidades descritas anteriormente y decida si usted puede hacer algo para ayudar a superar esta situación. Evite discutir, pinchar, humillar, o emplear la culpabilidad para llevar a su terreno a su pareja.
Solicite ayuda.

Si usted lo intenta y no puede encontrar soluciones adecuadas, sea lo bastante fuerte como para buscar la ayuda de un psicólogo o de un consejero matrimonial especializado en terapia sexual. Insistir en decir que “esto no es un problema" o “yo no necesito ayuda" puede costarle años de placer sexual. ¿Vale tanto su orgullo?.
Busque un psicoterapeuta especializado.
Si decide pedir ayuda, no asuma que todos los terapeutas están entrenados para ayudarle en sus problemas sexuales.

Entreviste telefónicamente al que pueda ser su futuro terapeuta antes de concertar una cita con él. Pregúntele a cuantas parejas ha tratado con su mismo tipo de problema. Si considera que no tiene la suficiente experiencia como para que usted confíe en él, consiga el nombre de algunos especialistas o terapeutas sexuales más. Llame al Colegio de Psicólogos de su provincia y solicite los datos de especialistas en el tema.

Si usted y su pareja consideran seriamente que lo necesitan, hay una amplia variedad de opciones para ayudarle a descubrir maneras de mejorar físicamente su vida sexual. Permítase avergonzarse si es necesario, pero continúe haciendo esfuerzos para mejorar la situación. La mayoría de las personas se sienten avergonzadas cuando deben hablar de su vida sexual, pero se hace más fácil una vez que consiguen empezar. Hay buenos médicos y terapeutas que se preparan para ayudarle a encontrar la manera de decir lo que usted necesita decir. Probablemente superará rápidamente su vergüenza y ¡seguro que se alegrará de haberlo hecho.